La eficiencia y la sostenibilidad son cada vez más importantes, por eso la gestión energética se ha convertido en una estrategia clave tanto para propietarios como para inquilinos. Y es que la eficiencia energética es un elemento distintivo a la hora de elegir una vivienda.
Implementar prácticas eficientes no solo reduce costes, sino que también mejora el confort y minimiza el impacto ambiental. Trasladando este punto al mercado de viviendas de alquiler, se detalla a continuación las ventajas de una correcta gestión energética.
Beneficios para los propietarios
- Revalorización de la vivienda: Las mejoras en eficiencia energética aumentan el valor de la propiedad, lo que puede suponer una ventaja a largo plazo en caso de venta.
- Menor riesgo de impagos: Inquilinos que pagan facturas de energía más bajas tienen menos probabilidades de tener problemas económicos que les impidan pagar el alquiler.
- Cumplimiento de la normativa: La legislación es cada vez más exigente en materia de eficiencia energética. Adaptar la vivienda a la normativa vigente evita posibles sanciones y problemas legales.
Ventajas para los inquilinos
- Mayor confort y calidad de vida: Un sistema de calefacción y refrigeración bien gestionado proporciona temperaturas más estables y agradables.
- Reducción del impacto ambiental: Un consumo energético eficiente disminuye la huella de carbono de la vivienda.
- Acceso a tecnologías inteligentes: Muchas viviendas en alquiler están adoptando domótica y sistemas de monitoreo energético, lo que facilita la optimización del consumo.
¿Cómo mejorar la eficiencia energética de una vivienda de alquiler?
Después de conocer las ventajas que aporta tanto a propietarios como a inquilinos, es importante hacer un breve repaso a aquellos elementos o medidas que se pueden tomar para mejorar la eficiencia energética en viviendas de alquiler.
En NESS, como partner energético, trabajamos con nuestros clientes ofreciendo servicios de consultoría, ingeniería y facility management para mejorar así en todo lo relacionado con la eficiencia energética de las instalaciones.
Aislamiento térmico
Mejorar el aislamiento de paredes, techos y ventanas reduce las pérdidas de calor en invierno y de frío en verano.
Sustitución de ventanas
Cambiar las ventanas antiguas por unas de doble acristalamiento con rotura de puente térmico mejora el aislamiento y reduce el consumo energético.
Sistemas de calefacción y refrigeración eficientes
Optar por sistemas de calefacción y refrigeración de alta eficiencia, como bombas de calor o calderas de condensación, reduce el consumo de energía y las emisiones de CO2.
Energías renovables
La instalación de paneles solares fotovoltaicos o sistemas de energía solar térmica puede reducir significativamente la dependencia de los combustibles fósiles y el coste energético.
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